En su importante discurso que dará mañana en la Asamblea General de la ONU el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas someterá a votación en el Consejo de Seguridad la proclamación de Palestina como estado miembro y de derecho pleno y se constituiría en el miembro 194 de este organismo.
Sin embargo el presidente Obama ya a hecho saber a la opinión mundial que a través de su poder de veto rechazará esta medida. Haciendo que la delegación palestina tenga que recurrir a la Asamblea General y conformarse con convertirse en un estado observador como lo es el estado de El Vaticano. Aquí de los 193, ya 127 reconocen al estado palestino.
El pasar a ser un estado observador no significa ni mucho menos que Israel volverá a las fronteras de antes de la Guerra del 67, ni que retirará la cantidad de puestos de control que existen ahorita en Cisjordania o para cruzar de esta a Jerusalem Este y ni que decir a Gaza que hacen prácticamente la vida imposible a los palestinos.
Y desde luego la Autoridad palestina no tiene el músculo militar para sacar al ejército israelí(Tsahal) de los llamados territorios ocupados para cumplir la resolución si se llega a dar. Ni tampoco la ONU mandará su ejército de cascos azules a hacerla cumplir.
Sin embargo hasta el momento en lo personal considero que Palestina está ganando la batalla diplomática, al menos en este combate, han hecho que los ojos del mundo y la opinión mundial se centren de nuevo en el complejo problema palestino-israelí, desplazando a otros como el problema político libio y la crisis económica mundial.
Por otro lado al presidente Obama y a su gobierno lo han puesto en una encrucijada, debilitado internamente, necesitado del voto judío para garantizar su elección en noviembre del próximo año. En este caso el presidente se ha volcado a favor de la posición israelí y el veto del estado palestino. Lo que le podría traer serias consecuencias en el mundo árabe donde el presidente en un año de cambios políticos y transformaciones se ha querido ver del lado democrático.
El gobierno del primer ministro Binjamin Netanyahu y su ministro de exteriores Avigdor Lieberman no han dado muestras de compromiso serio de paz con los palestinos, ya que no han parado la construcción de asentamientos en Cisjordania más bien éstos han aumentado. Lo que llevó a que en dos años no se avanzara en nada en la Hoja de Ruta para la paz basada en los Acuerdos de Oslo.
El estado palestino tiene que ser bienvenido mañana, el status-quo no cambiará en el corto plazo para este pueblo, pero es un triunfo diplomático para ellos y para su presidente.
